Creo que no hablo sólo por mí cuando digo que lo específico de la Antropología es la investigación de les faits humains, la aprehensión de lo humano en su semejanza y alteridad; tampoco cuando sostengo que le primat du terrain
señorea nuestro modo peculiar operativo. Esto se dice en Francia, se practica en Inglaterra y se defiende por los mejores en Estados Unidos. En España hay perezosos.
Lo humano no es sólo o principalmente para nosotros une chose a lo Durkheim sino algo más radical y fascinante: resbalamos por la materialidad de las cosas, de los fenómenos y de los sucesos pero para penetrar en su específica modalidad superimpuesta; los fuertes e inevitables tirones de la realidad empírica
nos llevan a leer su interior o, dicho de otra manera, los imprescindibles puntos de apoyo fenomenológicos nos remiten a significados, intenciones y valores. Nuestro quehacer consiste en deslizarnos de la consideración apreciativa del mundo sensible a la penetración del mundo del espíritu.
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